La estrella sin límites: "Es la perfección hecha ciclista"
Sus compañeros le rodean entusiasmados. Llueve champán, los hombres del UAE mantean al nuevo ídolo del ciclismo mundial. Matxin roza el llanto. Los Campos Elíseos ponen el fondo ideal a la postal. Pogacar sonríe tímido, como si tan sólo hubiese contado un buen chiste. Aún no termina de creerse lo que acaba de conseguir. Se ha adjudicado el maillot amarillo en su primera participación.
Es el tercer corredor más joven en conseguirlo. Y lo ha hecho casi sin equipo, ante la dictadura de un Jumbo que concluyó arruinado. No así Roglic, que se despide como un gran campeón también en la derrota.
No debe resultar sencillo caer como él lo hizo el último día. Los nervios le agarrotaron las piernas. Con todo, supo saborear el segundo puesto. Lo celebró orgulloso en el podio sujetando a su hijo en brazos. Ahí les acompañó Porte, quien lo pisó por pura insistencia. A los 35 llegó la vencida. Su madre, la que se levantaba a las 2 de la mañana para planchar y acompañar a su niño que veía el Tour en la tele, ya podrá lucir orgullosa en el salón la foto del cajón parisino por la que tanto ha peleado su hijo.
Pogacar fue el vencedor del Tour de la incertidumbre, de la pandemia, de las burbujas rodantes y los test cada semana. El Tour logró terminar una carrera que vivió en el alambre, que su director tuvo que abandonar positivo y que se celebró en un país con unas cifras de infectados por Covid-19 alarmantes.
A Pogacar nada pudo pararle. Como cuando comenzó a correr con 9 años y sus cortas piernas apenas llegaban a los pedales, pero su determinación le llevaba a imponerse a muchachos de mayor talla. Su madre recuerda ahora que Tadej subía al escalón más alto del podio, pero que las cabezas de sus rivales le superaban en altura. Al contrario. Su insolencia se fue afianzando con los años, al tiempo que su carácter calmado. Pogi fue sorprendiendo en todas las etapas de su carrera y llamó la atención de Hauptman, que le llevó al UAE.
SIN LÍMITES
Con este equipo ha logrado subir a lo más alto. "No conoce el estrés, da la impresión de que siempre está disfrutando", dice Peiper, su director. Podio en LaVuelta y ganador de tres etapas, en este Tour ha conquistado otras tres además del maillot del amarillo, la Montaña y el de los jóvenes.
Hoy, cuando se levante resacoso en París, con la Torre Eiffel asomando por su ventana, sus compañeros le estarán esperando en el salón para celebrar su cumpleaños. 22 años cumple un Tadej al que Matxin, su otro director, define como "la perfección hecha ciclista". El amarillo inunda su vida. Aunque el domingo, en el Mundial de Imola, todo podría volverse multicolor.
Fuente. https://www.marca.com/
Imagenes. https://www.letour.fr/
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